Hay quienes piensan que votar en blanco o abstenerse, resta pobilidades a los pequeños partidos y beneficia a los grandes, este bipartidismo. Votar en blanco es una crítica al sistema, a la situación injusta que crea el sistema. Abstenerse es abulia, cansancio o irresponsabilidad. Los partidos pequeños se conforman con las migajas de los poderosos. Esta "democracia" la denunció Saramago en "Ensayo sobre la lucidez". Pero ya lo había hecho antes en "Ensayo sobre la ceguera". ¿Conseguirán los pequeños partidos remover el injusto de la Ley Electoral? Pues no. Porque los que tienen que hacerlo, los grandes, están tan a gusto con el sistema D´Hont; no van a tirar piedras a su propio tejado. En cuanto al neoliberalismo que sufre el mundo desde los años 80 del siglo pasado (Escuela de Chicago, Friedman, etc.) que vino a adelgazar el Estado fuerte que se sustentaba en las ideas de Keynes, con la posibilidad de redistribuir la riqueza (estado del bienestar, presión fiscal progresiva....), es el que preconiza la privatización de todo, incluso los servicios sociales, abocándonos a la situación en la que nos encontramos. Las pautas seguidas por ese neoliberalismo pueden entenderse con toda claridad en "La doctrina del Shock", de Noami Klein, entre otros. Por eso, el voto en blanco tiene la virtud de traducirse en un rotundo NO al sistema, este sistema que nos ahoga.