Un buen articulo, que nos ayudara a todos , a la hora de valorar la importancia que tiene el hecho de reclamar la reforma de la Ley Electoral, escrito por nuestro compañero, Eloy, representante de Ciudadanos en Blanco en Canarias:


A falta de algunos meses para las próximas elecciones autonómicas y locales, bienvenidos hemos de decir, a juzgar por la estratégica ruptura del pacto de gobierno entre PP y Coalición Canaria. La carrera empieza, hay que tomar posiciones y siempre mejor sin incómodos compañeros de viaje. Lo de farsa, lo entenderán a poco que visualicemos lo que son unas elecciones autonómicas en Canarias.

Por tomar un ejemplo las del año 2007. En ese año, había 1.465.749 personas con derecho a voto, de las cuales más de medio millón no fue a votar, en concreto el 35,7% del electorado, 523.594 ciudadanos? ¡ahí es nada!

pero sigamos, sigamos con el asunto, porque en las pasadas elecciones, además de los conocidos ?tres grandes? PP, PSOE y CC, concurrían ?apenas? otros 28 partidos más. Ya saben del viejo lema ?divide y vencerás?, pues ténganlo muy en cuenta porque esta es la primera consigna de los ?tres grandes?: cuantos más partidos más se reparte el voto del descontento, el voto crítico, el voto alternativo, el voto de la gente que está harta y quiere otra cosa, y más difícil es llegar a la cota del 6% mínimo necesario para entrar en el reparto de escaños. Como muestra un botón: ¿conocen a Román Rodríguez y su partido Nueva Canarias? Fue Presidente del Gobierno no hace mucho, y en 2007 su partido fue votado por más de 51.000 personas. Obtuvo un 5,58 % de cuota de reparto, pero se quedó sin escaño porque no alcanzó el citado 6%. ¿Injusto verdad? Muy injusto si tenemos en cuenta que a Coalición Canaria la votaron 211.518 personas y sacó 17 escaños, en una proporción abrumadoramente injusta, pues a CC le costó el escaño 12.442 votos ?sin contar los 2 que se llevó con AHÍ en El Hierro con sólo 2.468 votos-, y Nueva Canarias no obtuvo ninguno con más de 51.000 votos. Pero es que aún hay más, para los canarios, pues esta cuota mínima no es igual en todas las autonomías, en buena parte de ellas se queda en un 3%, en otras como la Comunidad Valenciana, Baleares o Andalucía es necesario un 5%, y sólo en Canarias es del 6%.

Conclusión: o tienes un megapartido con mucha pasta, grupos de poder y medios de comunicación al servicio, o no hay forma de llegar a ese 6%. Y así tenemos luego un parlamento en el que sólo está representado el 51% de ese millón y medio de personas que tenían derecho a voto en 2007, es decir, los que votaron al PSOE, al PP y a Coalición Canaria. Fuera del reparto quedaron las 166.103 personas que dieron su voto a alguno de los 28 partidos restantes; los 15.454 votantes que votaron en blanco, los 5.417 que votaron nulo y por supuesto el medio millón que no votó. No es de extrañar, visto lo visto, que los ?tres grandes? se froten las manos cada vez que un nuevo partido decide presentarse a las elecciones, pues, como hemos comprobado, cuantos más partidos pequeños más porcentaje tirado a la basura, y menos votos necesitan para obtener un escaño.

Después de ver esto se entiende bastante mejor lo de la farsa y el motivo que hace que tantos no vayan a votar. Una nueva lectura de estos resultados nos deja un grupo de ciudadanos que alcanza un 13% del electorado, a los que les preocupa lo que sucede en su comunidad autónoma y aún confían en el juego democrático, que fueron a votar pero no votaron a ninguno de los ?tres grandes?, quizás hartos de siempre lo mismo, cansados de tanta ineptitud, de ver como meten la mano, de tanta mentira, de tanta bajeza moral. Lástima por todos ellos, malgastaron su voto en una opción minoritaria, y todo sigue igual.

Y todo seguirá igual, con algunos cambios de cromos, tras las elecciones del próximo 2011, puesto que no han cambiado ni lo tienen previsto, esta injusta ley electoral. Todo seguirá igual, o no, pues este año por primera vez en unas autonómicas y locales se presenta en Canarias ?o así lo pretende al menos- un partido que no tiene más programa político que pedir que se cambie la ley electoral para que en adelante, el voto del descontento pueda estar representado en los que votan en blanco, y este voto compute, y queden vacíos en el Parlamento tantos escaños como votos hayan sido emitidos en blanco.


¡Alto, alto!, dirán algunos ahora. No suele quedar muy claro qué pasa con el voto en blanco. Pues pasa que no computa pero sí cuenta. Sí, se registra el voto, usted puede ir a votar en blanco sin meter papeleta alguna en el sobre, pueden la mayoría de los canarios ir a votar y votar en blanco, pero bastaría con que dos ciudadanos votaran al PSOE, uno al PP y otro a CC, y entre los tres partidos se repartirían los 60 escaños para seguir haciendo lo mismo. Bien, ¿y qué pretenden estos de este nuevo partido?, ¿y cómo se hacen llamar?, preguntará el lector poco avezado. Se llaman Ciudadanos en Blanco, y no son políticos, son, como su propio nombre indica, ciudadanos comprometidos que entienden que tal como está la ley electoral, los políticos profesionales una vez que toman cuotas de poder a salvo quedan de cualquier crítica, censura o reprobación ciudadana por una errada o corrupta gestión política.

Eso sí, ellos intentan taparnos la boca con el peregrino argumento de que cada cuatro años podemos votar y cambiarlos si no lo hacen bien; pero, lo han comprobado: ¿cambiarlos por quién?, todo queda entre los ?tres grandes?, imposible para el resto, los ecologistas, los que ansían la llegada de un verdadero partido de izquierdas, los que piden un mundo más justo sin pobreza, los republicanos, los humanistas, los antitaurinos, los de la ultraderecha patriótica, imposible para casi todos con estas reglas de partida. Así es o así al menos lo entienden estos ciudadanos en blanco, y así se preguntan: ¿qué pasaría si en cada comicio electoral los políticos profesionales supieran que existe la posibilidad de que los ciudadanos los castiguen por sus mentiras, su torpeza o su excesiva codicia con un escaño, dos, o tres, vacíos durante toda la legislatura? Menos poder, menos dinero, vergüenza por ese escaño vacío un día tras otro, y riesgo de más escaños vacíos en futuros plebiscitos si siguen haciéndolo tan mal. Y esto es lo que hace posible este partido rebelde al presentarse a las elecciones: se comprometen ante notario a no ocupar el escaño, a donar su sueldo a fines sociales y a no pactar con nadie ni entrar en el juego político, salvo para conseguir que cambie la ley electoral y el voto en blanco compute en escaños vacíos (esta reivindicación ya la incluyen también en su programa los Ciutadans de Catalunya de Albert Rivera). Alcanzado su objetivo, este no-partido se disolverá.


Así que ya lo saben, a todos los que quieren jugar a la política desde partidos alternativos a los ?tres grandes?, a los que no votan y a los votantes que no piensan dar su confianza a ninguno de estos tres megapartidos, empecemos por cambiar las reglas del juego para hacerlas más justas, y ya jugaremos luego.

Eloy Cuadra Pedrini, un ciudadano en blanco.